Capitulo 6º Alrededor del escafotes de castaña
(Primera parte)
Ya las castañas se caen al suelo y se llena el campo con erizos abiertos dejando ver el brillo del sabroso fruto que llevan dentro tan espinoso cofre.
Acababan de pasar la feria del patron de mi pueblo San Miguel Vendito.
Era el momento idóneo de hacer un “escafotes” de castañas: y nos disponíamos a hacer una oquedad o agujero en el suelo sin profundizar y apartando la tierra haciendo un pequeño círculo como si de una diminuta plaza de toros de mi pueblo se tratara, pero con tan solo de un metro de diámetro y 10 centímetro de profunda, Es un pequeño cráter de un volcán diminuto en erupción y a continuación, cada uno buscaba su “risco” (piedra de granito donde sentarse alrededor de ese círculo que habíamos construido).
Levantábamos las piedras con mucho cuidado que los alacranes suelen estar debajo de ellas aletargados o durmiendo como los osos y protegiéndose del frió invierno que se avecina y de las corriente de agua que provocan las fuertes lluvias del otoño.
Otro iba a por leña o ramas secas de castaño caídas en el suelo, y hojarascas y todo lo que sirviría para hacer fuego.
Nos agenciábamos cada uno de los cuatro nuestro palito y con el resto de la leña la echábamos en aquel hueco que no tenía más de un palmito de profundidad.
Mientras uno le metía fuego con un mixto (cerillo) a la hojarasca seca y a los erizos vacíos y algún cagajón seco de burro que habíamos puesto debajo de aquel montículo de leña, y soplábamos la candela para que prendiera.
Los demás íbamos a apañar castañas, y cada uno traía su puñadito y algunas más en los bolsillos del pantalón corto de pana con tirantes de la misma tela y abotonados delante del peto.
Una vez que la candela había consumido sus llamas y ya no había leña. Lo que quedaba era solo rescoldo; compuesto por medianas brasas incandescentes que nos ponían el cuerpo y sobre todo las manos calentitas
Se me ocurrió preguntar diciendo: ¡oye aquí vendría muy bien poner unos cuantos galipiernos¡ (la setas galampernas) con la sombrilla pegadas a las ascuas y con un poquito de sal por lo alto.
Si pero todavía es temprano hay que esperar a que llueva bien y haga después sol para que caliente un poco la tierra mojada entonces empezaran a salir los tentuyo las gallipiernas y las tanas, que seguro están en el mismo sitio que las vistes el año pasado, debajo de las encinas, en aquella vaguada.
¿Y porque siempre nacen en el mismo sitio?
Pues he oído decir que es porque que en el mismo sitio debajo de esa misma tierra donde las cortamos el año pasado hay una raíz extendida como una gran gasa o velo blanco, que es invisible solo se puede ver en laboratorios con microscopio y que se llama mustélido o algo parecido. Cuando esto desaparece, también desaparecerán las setas, y no volverán a verse nunca más en ese lugar.
¡”Chacho"! Valla el nido de herrerillos que descubrimos El Maqui y yo, no dejaban de salir pajarillos volanderos de un boquete de la tapia cerca de la carretera que va del cruce de la Naba,a pocos metros de donde vive nuestro amigo Pavón,allí frente a la caseta del peón caminero, en un agujero que había en lo alto de una pared de piedra, y por lo menos le contamos ocho o diez crías que abandonaban el nido porque ya tenían la cola vestida de plumas
Eso es que ha habido dos hembras poniendo en un mismo nido y por eso tenían tantas crías.
FIN DE LA 1ª PARTE del capítulo 6º Autobiografía de un niño de Jabugo de 1950 Alrededor del escafotes de castaña. DON PEDRO JUNIOR (CONTINUARA)
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